miércoles, 15 de febrero de 2012

TICs e Inclusión Social - El camino hacia la democracia directa



Las nuevas tecnologías de información y comunicación nos han revelado que hay un nuevo espacio posible. Año tras año, más y más actividades humanas se desarrollan o en entornos virtuales, plataformas digitales y a través de un número cada vez más grande de dispositivos.

Hace un tiempo se decía que para 2012 habría más dispositivos que personas conectadas a la Red. No hay por qué dudarlo. Hoy tenemos “en línea” a teléfonos, tablets, relojes, GPS, televisores, coches, buses, barcos, aviones, collares de mascotas y un interminable etcétera que no para de crecer.

Es imprescindible entender que hay tres factores sensibles en el delicado equilibrio sobre el cual construimos la “Sociedad del Conocimiento”: la participación, la libertad de información y la convergencia tecnológica. La tecnología avanza más rápido de lo que somos capaces de asimilar, siendo aún más difícil para los adultos (migrantes digitales) que para los niños (nativos digitales). El panorama es que nos encontramos en una carrera desesperada por hacer el uso más apropiado de las nuevas tecnologías, en tanto no faltan quienes buscan la manera de apropiarse o tomar el control de las mismas.

Internet es información, pero la información carece de valor por si misma. La manera en la que se procesa y dirige es lo verdaderamente importante. En la década de los 80 ya se predecía el arribo de la era de la información y solía afirmarse que “el que posea la información tendrá el poder”. Pero el tema no es tan sencillo ya que, al menos hasta ahora, la información es libre y accesible globalmente en la red, con lamentables excepciones, como Cuba y China continental,  donde en lugar de tener una herramienta inclusiva y benéfica para el desarrollo social, se ha creado un arma peligrosísima para el control civil, la sumisión y la falsedad.

Es en este punto donde se comenzó a hablar sobre la Gobernabilidad y Sociedad de la Información, brecha digital, civismo digital, gobierno electrónico, nativos y migrantes digitales y sobre todo inclusión abierta y universal a la Sociedad del Conocimiento. Esta sociedad, ocupa ni más ni menos un espacio intangible, inmaterial, por lo que se ha llegado a denominar al espacio virtual como territorio expandido o realidad ampliada. Es este  nuevo mundo, creado por el ser humano, constituído por nuestras redes sociales, los gobiernos electrónicos, las enciclopedias colaborativas, la educación virtual, el comercio electrónico y más, donde deberán evolucionar los conceptos de pluralidad, diversidad, transparencia y control. La  gobernanza de Internet debe entenderse como una política global, que garantice una sociedad del conocimiento libre, donde la información, opinión y difusión sean derechos humanos. Nuestra ley de telecominicaciones garantiza estos derechos a ese nivel.

La Declaración de Santo Domingo, de la Organización de Estados Iberoamericanos, “Gobernabilidad y Desarrollo en la Socidead del Conocimiento”, de junio de 2006, define la importancia de las Tecnología de Información y Comunicación como una “herramienta transversal de inclusión, desarrollo y gobernabilidad democrática, superadora de cualquier tipo de discriminación”.  No es sencillo hacer un análisis detallado de cuánto hemos avanzado en este buen propósito, ni es el objeto de este artículo, pero me parece  fundamental que se pueda entender los aspectos que hacen al desarrollo de las TICs para que estas puedan servir como una herramienta de inclusión universal y no como un poder en contra de los ciudadanos.

La existencia misma de las TICs no es garantía de que se logren ninguna de las premisas propuesas. Tanto la infraestructura de conectividad, la convergencia tecnológica, el acceso a dispositivos y el desarrollo de las habilidades para su aprovechamiento,  la modernización del Estado en cuanto a  transparencia y acceso a la información (gobierno en línea) y la participación ciudadana (civismo digital o ciudadanía 2.0), deben formar parte de un todo universalmente consensuado.  Sólo de esta manera y entendiendo que el objeto central del todo proceso de desarrollo es el ser humano, será posible la construcción de una Sociedad del Conocimiento bajo las premisas enunciadas por los organismos internacionales.

La Declaración de Principios de Ginebra “Construir la Sociedad de la Información: Un desafío global para el nuevo milenio”, adoptada por la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información en 2003, indica en una de sus partes que “la diversidad cultural es el patrimonio común de la humanidad y que la Sociedad del Conocimiento debe fundarse en el reconocimiento y respeto de la identidad cultural, la diversidad cultural y lingüística, las tradiciones y las religiones, además de promover un diálogo entre las culturas y las civilizaciones”.  En este sentido, el alcance de las TICs se exiende mucho más allá que el acceso a la información, implica el reconocimiento de la pluralidad  por parte de la sociedad y los gobiernos. Estos a su vez, deberan encarar la necesidad de una transformación de la topología del poder hacia una democracia directa y abierta, levantada desde la perspectiva ciudadana.

La Carta Iberoamericana del Gobierno Electrónico (CLAD, 2007) reconoce el derecho de los ciudadanos relacionarse con sus Administraciones Públicas por vía electrónica, enunciando las garantías que deben proveer los Estados para tal efecto. Pero esto no será posible sin una verdadera voluntad de los gobiernos de sincerase, más que sencillamente “transparentar” su información. Sin el sinceramiento necesario, las nuevas tecnologías pueden usarse como guarida de gobernantes pandillistas. El gobierno electrónico se extiende hacia una serie de servicios, como  e-Administración, e-Servicios, e-Transparencia, e-Contratación, e-Gestión, e-Control, e-Ciudadanía y e-Democracia. La democracia directa, como evolución misma de la democracia, es una de las estrategias posibles, mas implica avanzar hacia formas hasta hoy inexploradas de inclusión, participación y gestión pública. Es posible no sólo simplificar trámites y brindar información al ciudadano, la verdadera inclusión digital se dará con la creación de mecanismos que aseguren deliberación y que canalicen opiniones a los niveles de decisión de los gobiernos debidamente modernizados.