viernes, 5 de agosto de 2011

¡Dejad que hable Wara Ysabel! - Meditaciones SL

Este artículo, pulbicado en Meditaciones con y sin lag que abruman, de Levis Auebauch, recoje un monólogo vespertino con el que terminaba alguna larga noche. El contenido es interesante y cuenta mi visión más atrevidas sobre el metaverso... y algo más allá.


¡Dejad que hable Wara Ysabel!

Publicado en el agosto 4, 2011




Mira, Levis: tengo 2.400 amigos en SL y 1.400 en Facebook. Los hombres son el 47 % de toda esa gente, y de ese 47 % un 58% me quiere follar (son datos científicos: para que yo lo cuente en ese 58 %, el individuo tiene que haberme dicho «te quiero follar» alguna vez). Bueno, como estoy chiflada se me ha ocurrido contarlos hace dieciocho meses. Recibo decenas de IMs cada día solicitando ayuda de todo tipo, y otras tantas decenas pidiendo… ya sabes: follar, salir, conversar, conocernos… Es ahí donde entra mi hija SL y mi autorrespuesta:

«¡Hola! Si ya me conoces, sabes que (casi) siempre estoy ocupada. Si me dejas un IM tardaré en responder, pero intento responder a todos. Si es algo importante, por favor comunícate con Rocio Dirval o déjale una nota en su perfil. Mira mis destacados.»

Bueno, esto es lo que la gente suele saber sobre mí… Lo que no sabe es que tengo un patrimonio de 2,8 millones de lindens que cuidar, y que con eso alimento a mis hijos en RL. Tampoco ve que trabajo seriamente documentando los avances, cada paso que dan las universidades de habla castellana en estudios sobre SL –las universidades y los profesionales independientes–, y que con estos datos voy escribiendo un libro medianamente serio sobre esta subcultura plural, multilingüe, diversa y unificada que es Second Life.

Aquí es donde veo yo nacer al hombre del mañana. Ésta es una prehistoria y nosotros somos los primeros colonos, la generación cero. Aquí tenemos un maravilloso laboratorio donde entrenamos la conciencia colectiva: el mayor tesoro de la humanidad, después de la glándula pineal...




No hablo solamente de SL, hablo del metaverso: este universo de bolsillo que apenas comenzamos a vislumbrar. ¿Cuántas de las actividades humanas van a ser desarrolladas básicamente en metaversos en los próximos diez años? Hablo también de las redes sociales, y de esta Internet que en diez años tendrá tantas conexiones como neuronas en un cerebro humano. El andrógino lo estamos creando: unos, aquí; otros, en la cuántica; otros, en la música… Estamos fundando un ser humano ya no global, sino cósmico, universal, galáctico. Y lo estamos fundando más allá del prosaico cuento del Apocalipsis, ese cuento de un pecado original y de una Tierra cuyo destino es morir. El único pecado son esos canallas que nos han escondido que somos dioses.

No. Nuestro destino es salir de aquí y fundar más vidas, más mundos… ser dioses. Somos dioses en gestación, eso somos. Un pecado nos sacó del paraíso y otro nos devolverá a él. Los planetas, que también son seres vivos, necesitan, como todos, reproducirse, y para ello crean ingeniosos sistemas reproductivos. Uno de ellos es el que vemos en la Tierra: una especie lo suficientemente inteligente como para transformar la materia a tiempo y salir del planeta antes de su entropía, una especie capaz de fecundar un nuevo mundo. Eso ya lo sabemos y hemos comenzado a probarlo en Marte, se llama terraformación.

Y los poderosos del mundo no podrán detener este proceso. El poder existe –dicho sea de paso– porque alguien inventa diferencias y otros se las creen; pero tarde o temprano eso tiene que fallar, porque es falso: piedra blanca envuelta en piedra negra. Nuestro gran tesoro es la diversidad. Las diferencias son lo mejor que tenemos, no lo que debemos combatir, como nos han enseñado.

Estamos, como te decía, en la prehistoria de todo esto. Los que ganamos dinero en SL –por decirte algo– somos el 5 % de los avatares, los demás meten dinero RL aquí. Pero nos encontramos al final del invierno, nosotros plantaremos la semilla y nuestros hijos cosecharán. Nosotros estaremos muertos por entonces, pero si no hay gente con fe para sembrar y no ver el fruto… quiere decir que la humanidad no vale la pena.
Y yo amo la humanidad, admiro profundamente al ser humano, en su lado más cruel y en su lado más luminoso, admiro su bomba atómica y su física cuántica. Somos especiales porque somos dueños únicos de un universo matemático que alcanza lo que vemos y lo que no vemos. Somos especiales porque, a diferencia de la mayoría de los seres, somos tan capaces del bien como del mal, de la más honda maldad y de la más luminosa bondad. Podemos matar por amor, podemos matar por odio, podemos construir un imperio por venganza, podemos derribar un reino por amor… Así somos: diosecitos creciendo.




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